Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo*: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor, y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos. Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:42-45 BA)

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América Latina y Edimburgo 1910-2010 - Alberto F. Roldan

Pocos eventos han marcado la historia de la misiología protestante como la Conferencia de Edimburgo de 1910. Fue un cónclave donde se analizó, como nunca antes, la realidad de las iglesias protestantes históricas y el crecimiento de la misión en el mundo.  Lo insólito fue la ausencia de América Latina en la consideración de sus organizadores por razones que intentaremos indicar oportunamente. Lo real es que, América Latina, subcontinente excluido de Edimburgo 1910, hoy es una de las áreas geográficas de mayor crecimiento de la Iglesia en el mundo.

En primer lugar, hacemos una reseña histórica de la conferencia de Edimburgo 1910. En segundo lugar, indagamos sobre las razones por las cuales América Latina fue excluida de esa conferencia. En tercer lugar, exponemos algunos temas eclesiológicos y misiológicos que surgen de los documentos históricos de Edimburgo 1910. En cuarto término ofrecemos algunas razones por las cuales América Latina pasa de la exclusión al protagonismo en la misión. En quinto lugar, nos referimos a dos desafíos que confronta Edimburgo 2010: el desafío ecuménico y el desafío del pluralismo religioso. Finalizamos con una evaluación de lo que nos dejó Edimburgo 2010 ya que esta ponencia fue elaborada en el tiempo en que se concretaba esa conferencia y es presentada hoy a manera de post-evento.

1. La conferencia de Edimburgo 1910: reseña histórica

Hablar de Edimburgo 1910 es referirnos a un momento clave en la historia del cristianismo protestante mundial. En efecto, esa conferencia se realizó con el fin de evaluar el crecimiento del cristianismo en el mundo y marcar los pasos a seguir para completar la obra de evangelización del planeta. De alguna manera, Edimburgo 1910 también fue el comienzo del movimiento ecuménico protestante que más adelante, en 1948, se oficializaría con la creación del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en la Asamblea realizada en Amsterdam.

Los participantes de la conferencia de Edimburgo eran representantes de agencias misioneras ubicadas en varias partes del mundo. El objetivo era unir esfuerzos con el fin de hacer planes y desarrollar estrategias conducentes a investigar y coordinar la experiencia misionera en el mundo. Las ocho comisiones que se reunieron dos años antes del evento trabajaron los siguientes temas:
  • Llevando el Evangelio al mundo no cristiano
  • La Iglesia en el campo misionero
  • La educación en relación a la cristianización de la vida nacional
  • El mensaje misionero en relación a las religiones no cristianas
  • La preparación de los misioneros
  • El hogar como base para la misión
  • Misiones y gobiernos
  • Cooperación y promoción de la unidad
Uno de los artífices de Edimburgo 1910 fue el metodista estadounidense John Mott quien definió a la conferencia como “la más notable reunión en el interés por la expansión mundial del cristianismo que alguna vez se haya producido, no sólo en los anales misioneros sino también en todos los anales cristianos.”

El aporte de Mott ha sido sintetizado por David Bosch en su obra Misión en transformación. Bosch sostiene que el ambiente de la conferencia fue definido previamente por el propio Mott en su obra: The Evangelization of the World in this Generation. En el capítulo 5 de esa obra –publicada en 1900 y revisada dos años después– Mott se refería a la posibilidad de la evangelización del mundo en esa generación a partir de los logros obtenidos en la época. El capítulo 6 se refería a las posibilidades de la evangelización del mundo a partir de las oportunidades, facilidades y recursos de la Iglesia. A manera de síntesis, dice Bosch: […] Mott en realidad logró, de manera magistral, combinar su fe en la revelación de Dios en Cristo con su fe en los logros “providenciales” de la ciencia moderna. El mundo entero estaba abierto a la Iglesia gracias a “maravillosos ordenamientos de la Providencia durante el siglo diecinueve.”

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