Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo*: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor, y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos. Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:42-45 BA)

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El ser cristiano en la Iglesia Antigua - Álvaro Pandiani

¿Qué sucede con el ser cristiano al cruzar el año 300 e iniciarse el siglo IV d.C.? La situación externa no había cambiado gran cosa; los enemigos externos aún estaban en el poder, y el ser cristiano implicaba todavía la posibilidad de ser llamado ante los tribunales a abjurar de la fe o mantenerse firme a costa de lo que fuere. Si bien esta situación cambiaría en pocos años, seguramente nadie preveía ese cambio cuando en los primeros años de dicho siglo Diocleciano, cabeza de una tretarquía gobernante que procuraba estabilizar el tambaleante imperio, lanzó la más feroz de todas las persecuciones, que llevaría a una enorme tumba común a multitud de cristianos en todos los rincones del imperio.

La razón de esta persecución fue la negativa del cristianismo a entrar, junto al resto de las religiones del imperio (excepto los judíos), en la sincretista fórmula religiosa representada por el monoteísmo solar, novedad religiosa de Roma de fines del siglo III, con la que se procuraba fortalecer el poder imperial. Como había sucedido previamente con Decio, quién quiso llevar el espíritu religioso del imperio de regreso a los antiguos dioses de Roma, una idea que parecía buena para la “seguridad nacional” choca de frente con una ideología religiosa exclusivista. Desde sus principios, el cristianismo exigió adhesión total; durante los primeros trescientos años, los cristianos tuvieron presentes las enseñanzas de Cristo y los apóstoles.

El ser cristiano implica no ser pagano, no adorar a otro dios, no participar de otra religión, creencia o práctica mística, y eso en un sentido absoluto; se puede considerar como ejemplo las palabras de Justino Mártir y sus compañeros en el juicio ante una corte imperial, de la que recibieron la sentencia de muerte: “Haced lo que queráis, nosotros, somos cristianos, y no ofrecemos sacrificio a los ídolos”. (Vila S, Santamaría DA, “Justino”, artículo en la Enciclopedia Ilustrada de Historia de la Iglesia. Editorial Clie, España, 1979; pág. 402-3).

Esta característica esencial de la profesión de fe cristiana, que se hizo tan patente en los días del emperador Diocleciano, conserva una vigencia de importancia crucial en nuestros días; la firmeza de aquellas personas se transparenta en las palabras del Dr. Samuel Vila: “El martirio aparece como una manera suprema de dar testimonio de la fe cristiana aún a costa de derramar la sangre como fidelidad a Cristo y su mensaje” (Vila S, Santamaría DA, La sangre de los mártires es semilla de cristianos; Enciclopedia Ilustrada de Historia de la Iglesia; pág. 33-6).

Aproximadamente diez años después saldría a la luz el Edicto de Milán del año 313, de los augustos co-emperadores Constantino y Licinio; en este edicto el cristianismo recibe reconocimiento legal: “… es conveniente que tu excelencia sepa que hemos decidido anular completamente las disposiciones que te han sido enviadas anteriormente respecto al nombre de los cristianos, ya que nos parecían hostiles y poco propias de nuestra clemencia, y permitir de ahora en adelante a todos los que quieran observar la religión cristiana, hacerlo libremente sin que esto les suponga ninguna clase de inquietud y molestia” (fragmento; Vila S, Santamaría DA, El salto de la Iglesia Primitiva al establecimiento de la Iglesia Católica; pág. 51-8). Esto representó el fin de las persecuciones romanas, y preparó el camino para una nueva etapa en la historia de la iglesia; etapa que tendría hondas repercusiones en el cristianismo individual de quienes de allí en más llevarían el nombre de cristianos.

Leer más en RTM Uruguay: >> 1 Parte – >> 2 Parte – >> 3 Parte – >> 4 Parte.

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